Cómo saber qué me ha picado: garrapata, chinche o mosquito
Con la llegada del buen tiempo también hacen su aparición diversos insectos "no deseados" por sus picaduras. En función de los síntomas y la forma de la picadura puede saberse qué animal ha picado.
Con la llegada del buen tiempo, no hay quien se resista a salir al parque para dar un paseo, o a organizar una excursión al campo para sumergirse en la naturaleza.
Suena fantástico (y lo es), pero la realidad es que muchas veces nos vemos obligados a compartir esos momentos con unos pequeños “compañeros” no deseados. Mosquitos, abejas, garrapatas, arañas, pulgas… pueden convertir una día perfecto en una experiencia irritante o incluso preocupante.
¿Quién no ha sentido un picor repentino o ha descubierto una roncha misteriosa al llegar a casa? Tanto el tipo de picor como su intensidad y su aspecto dicen mucho del insecto que nos ha picado. Y, en última instancia, nos dan las pistas para saber cómo actuar para aliviar los síntomas y determinar si es necesario acudir a un centro de salud.
Al fin y al cabo, tomar las medidas adecuadas con el criterio correcto puede ahorrarnos más de un susto, visitas innecesarias al médico e, incluso, complicaciones médicas.
¿Cómo identificar las picaduras más comunes?
Frente a la innegable semejanza que existe entre la mayoría de las picaduras, lo cierto es que también encontramos diferencias. De hecho, cada una posee unas características propias, unos síntomas determinados y un tratamiento específico.
Por ello, trataremos de mostrar las claves para poder distinguir al menos seis de las más comunes: las de mosquitos, avispas y abejas, garrapatas, pulgas, chinches y arañas.
1. Mosquitos
Síntomas: enrojecimiento, hinchazón leve y picor intenso. La picadura de los mosquitos suele resolverse sin complicaciones y por sí sola pasados tres días.
Recomendaciones: lavar la zona con agua y jabón, aplicar frío local y usar cremas antihistamínicas en el caso de que haya un picor intenso.
2. Abejas y avispas
Síntomas: dolor inmediato, hinchazón leve, picor intenso. Las abejas dejan el aguijón, pero las avispas no.
Recomendaciones: retirar el aguijón (si lo hay), aplicar hielo, tomar antihistamínicos si hay reacción local, y observar signos de alergia.
3. Garrapatas
- Síntomas: la peculiaridad de este insecto es que su picadura puede pasar desapercibida. La “pista” es que al caer deja una pequeña marca, un enrojecimiento en forma de diana.
- Recomendaciones: extraer con pinzas sin girar ni presionar el cuerpo del insecto. Desinfectar y vigilar si hay fiebre o erupciones durante los días posteriores.
4. Pulgas
Síntomas: aparecen unas pequeñas manchas rojas, generalmente en ronchas o agrupadas, con intenso picor. Suelen localizarse en tobillos, piernas o zonas donde la ropa queda ajustada. El pico puede durar varios días y puede haber riesgo de sobreinfección si se rasca en exceso.
Recomendaciones: lavar la zona con agua y jabón, aplicar antihistamínicos tópicos y orales si el picor es severo. Conviene revisar mascotas y textiles del hogar, ya que suelen ser la fuente de estos insectos.
5. Chinches
Síntomas: múltiples picaduras agrupadas que producen un intenso picor, especialmente por la noche.
Recomendaciones: lavar la zona y aplicar antihistamínicos tópicos. Inspeccionar el entorno y tomar medidas de control de plagas.
6. Arañas
Síntomas: dolor local y enrojecimiento. A veces se aprecian dos puntos visibles (colmillos).
Recomendaciones: lavar con agua y jabón y aplicar frío. Consultar en el caso de que haya necrosis, fiebre o malestar.
¿Cuándo preocuparse? Signos de alarma
Lo habitual es que cualquiera de las picaduras mencionadas no sea más que una simple molestia que desaparece al cabo de unos días. Sin embargo, no podemos obviar el hecho de que también puede convertirse en el desencadenante de un problema grave de salud.
A continuación, exponemos tres de las consecuencias más serias asociadas a una picadura:
1.Reacción alérgica grave (anafilaxia): se aprecia dificultad para respirar, hinchazón de labios o párpados, mareos o pérdida de conciencia.
¿Cómo actuar? Llamar a emergencias. Si la persona tiene autoinyector de adrenalina, debe usarlo.
2.Infección: aparece un enrojecimiento progresivo, calor local, pus y fiebre.
¿Cómo actuar? Consultar con un profesional de salud. La persona puede requerir tratamiento antibiótico.
3.Contagio de una enfermedad transmitida por garrapatas como, por ejemplo, la enfermedad de Lyme. Si esto ocurre, días después de la picadura aparecen erupciones en forma de diana, fiebre y dolor muscular o articular.
¿Cómo actuar? Consultar siempre con profesionales sanitarios.
Repelentes, ¿son todos iguales?
Para reducir las posibilidades de sufrir las consecuencias, leves y graves, de las picaduras de insectos, una de las medidas más eficaces y, por ello, una de las más recomendadas, es utilizar repelentes autorizados, que llevan DEET (dietiltoluamida) o icaridina.
En las farmacias y en los lineales del supermercado es posible encontrar numerosos productos que incluyen estos compuestos. El problema es que la oferta puede resultar abrumadora. Sin embargo, escoger con criterio no es tan difícil como pudiera parecer. La clave está en la etiqueta.
En ella, encontraremos información acerca de la composición de los repelentes, y ahí es donde tenemos que fijarnos. Entre los ingredientes veremos si incluye los citados DEET o icaridina, activos comunes que se usan para ahuyentar insectos como mosquitos, garrapatas y otros que pueden transmitir enfermedades.
Ahora bien, ¿cuál de los dos es más eficaz? ¿Duran lo mismo sus efectos? ¿Son igual de efectivos en nuestro entorno que en un país exótico? Para elegir con criterio, veamos con detalle qué son cada uno de ellos:
-DEET. Es el repelente más utilizado y con más estudios científicos. Se considera uno de los más eficaces contra mosquitos, garrapatas y moscas.
Se usa desde la década de 1950. Su duración depende de su concentración. Por ejemplo, si en el bote que nos dispensan en la farmacia vemos que en la etiqueta pone 30 % DEET, sus efectos pueden prolongarse unas 6 horas.
En cuanto a la seguridad, puede afirmarse que el uso de repelentes con DEET no supone ningún riesgo para la salud si se usa correctamente. Solo conviene tener en cuenta que puede irritar la piel o dañar prendas de ropa si están fabricadas con telas sintéticas.
-Icaridina. Es una alternativa más moderna y actual al DEET e igual de eficaz con concentraciones similares. Por ejemplo: un repelente con un contenido de un 20 % de icaridina equivale en duración a otro con un 30 % de DEET.
Se diferencia del DEET en que resulta menos olorosa, menos grasa y más amigable con la piel y los materiales. Además, es eficaz contra mosquitos y garrapatas, y su duración oscila entre las 6 y 8 horas.
En el caso de aplicarse a niños o personas con pieles sensibles es preferible la icaridina, ya que es más suave.
En zonas con alto riesgo de enfermedades como el dengue, malaria o zika, sirven ambos compuestos. Eso sí, hay que asegurarse de que presenten una concentración efectiva (DEET al menos del 30 % e icaridina de al menos el 20 %).
Otras formas de protegerse
Además de los repelentes, como medidas físicas podemos usar ropa protectora, sobre todo en zonas rurales o con vegetación alta. También es muy útil instalar mosquiteras y, por supuesto, evitar aguas estancadas.
Otra buena costumbre que podemos adoptar es hacer una revisión exhaustiva del cuerpo cuando volvemos a casa después de una caminata por el campo, ya que las garrapatas se esconden en zonas como las ingles, axilas o incluso detrás de las orejas.
En el caso de que la persona sepa que es alérgica a la picadura de alguno de estos insectos, debe llevar siempre consigo el autoinyector de adrenalina.
Ser la diana de estos insectos no es excepcional. De hecho, las picaduras son incidentes frecuentes, especialmente en primavera y verano. De modo que, teniendo en cuenta que es bastante difícil librarse, la clave está en saber identificar las picaduras, aplicar los cuidados adecuados y reconocer con criterio cuándo es necesario solicitar ayuda o asistencia médica.
Una actuación informada puede marcar la diferencia entre una simple molestia y una urgencia médica.
Marta Diarte Oliva, Docente en la Universidad de San Jorge (Zaragoza), Universidad San Jorge y Alejandro J. Almenar Arasanz, Profesor área de Fisioterapia, Universidad San Jorge
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.