Crónica Gris: ¿Qué pasa si se asesina a alguien en El Vaticano?
Ramón Campos ha hecho un repaso de las muertes que se han dado lugar en la santa sede y de las circunstancias que los rodearon.
En la Ciudad del Vaticano, el estado más pequeño del mundo, se ocultan historias que, lejos de la santidad que se presume, parecen extraídas de una novela negra. Asesinatos sin esclarecer, desapariciones, pactos de silencio y estructuras judiciales propias crean un ecosistema único donde la fe convive con el misterio.
Uno de los casos más impactantes es el del Papa Juan Pablo I , elegido el 26 de agosto de 1978 y fallecido solo 33 días después. Tenía 65 años, no presentaba enfermedades previas y fue hallado muerto en su cama con la luz encendida, las gafas puestas y unos papeles en la mano, como si se hubiera dormido leyendo. Sin embargo, no se le practicó autopsia y su cuerpo fue embalsamado en un proceso anómalo: sin extracción de órganos ni sangre. Durante años, se ocultó que fue una monja quien encontró su cadáver, sustituyendo su testimonio por el de un alto prelado.
El pontífice había prometido limpiar las finanzas vaticanas, reformar la Santa Sede y erradicar la ostentación. Muchos creen que estas intenciones le granjearon enemigos dentro del propio Vaticano. La muerte de un visitante especial, el arzobispo ruso Nicodemo , en una audiencia privada con el Papa pocos días antes —también por un infarto fulminante—, alimenta la hipótesis del envenenamiento.
La muerte de Juan Pablo I no es el único suceso sombrío. En 1998, el comandante de la Guardia Suiza, Alois Estermann , su esposa y un cabo aparecieron muertos en lo que el Vaticano calificó como un asesinato-suicidio. Sin embargo, la familia del cabo empresarial esta versión, señalando incongruencias en las heridas y en una nota de suicidio sospechosamente alterada. Esa misma noche se limpió la escena del crimen y se denegó a Suiza el acceso al expediente.
La seguridad en el Vaticano depende de la Gendarmería Vaticana , un cuerpo compuesto por 130 agentes con formación en investigación criminal y control antiterrorista. La jurisdicción de esta fuerza coexiste con la italiana bajo el Tratado de Letrán, que permite a Italia actuar si el Vaticano lo solicita. Sin embargo, los crímenes cometidos en territorio vaticano suelen mantenerse bajo un hermetismo extremo.
El sistema judicial vaticano también ha sido objeto de reformas. Hasta hace poco, los cardenales solo podían ser juzgados por otros cardenales. Fue el Papa Francisco quien permitió que cualquier juez los procesara, como ocurrió con el cardenal Angelo Becciu , condenado por corrupción. El Vaticano adoptó en 2013 un nuevo código penal que finalmente abordó delitos contemporáneos como el lavado de dinero o los abusos sexuales.
Pero quizás el misterio más espeluznante sea la desaparición de Emanuela Orlandi , ciudadana vaticana de 15 años que desapareció en 1983 tras asistir a una clase de música. Desde entonces, las teorías han oscilado entre el chantaje para liberar al autor del atentado contra Juan Pablo II y la existencia de una red de prostitución juvenil dentro del Vaticano. En 2014, tres hombres irrumpieron misteriosamente en una caja fuerte vaticana y se llevaron documentos clave, entre ellos una carpeta relacionada con el caso Orlandi. Nunca se supo quiénes eran ni cómo lograron entrar y salir de uno de los lugares más vigilados del planeta.
Entre ritos, solemnidad y espiritualidad, el Vaticano también alberga oscuridad, secretos y muertes sin resolver. En este estado dentro de Roma, lo sagrado y lo turbio conviven, protegidos por muros que no solo encierran fe, sino también las verdades que el tiempo y el poder intentan enterrar.